Internacional

Què està passant a Veneçuela?

Reproduïm la declaració que han realitzat les nostres organitzacions germanes d’Uruguai i Brasil sobre el que està succeïnt a Veneçuela. És una anàlisi detallada i molt entenidora sobre el llarg procés que ha portat a la situació actual. Esperem que ajudi a aportar més llum sobre un tema tan mediatitzat i amb tants interesos contraposats.

Declaración de la Federación Anarquista Uruguaya y la Coordinación Anarquista Brasilera sobre la situación de Venezuela. Febrero 2019

Nuevamente Venezuela está en la mira y en el centro de los debates. Rimbombantes declaraciones en todos los medios de prensa de diversos actores condenando al gobierno de Maduro, algunos reconociendo a Guaidó como Presidente, otros distanciándose de ambos, como si todo lo que está en juego en Venezuela ahora mismo, se dirimiera en el reconocimiento o no de un gobierno determinado. El tema es mucho más de fondo, y como ya lo hemos abordado en otras ocasiones, intentaremos aquí hacer un análisis coyuntural específico cuya trama es mucho más compleja. Un análisis que realizamos con el máximo rigor posible pero siempre parados en nuestra concepción Anarquista y Especifista, como parte de los pueblos latinoamericanos que resisten a diario todas las estructuras del sistema capitalista y de toda política imperialista, especialmente la del imperialismo norteamericano, presente desde hace casi dos siglos en nuestra región. Con su monroísmo y su pretensión de que sea Latinoamérica su patio trasero.

Tenemos que el 10 de enero asumió un nuevo período de gobierno Nicolás Maduro. En las semanas previas el Grupo de Lima (un grupo creado e integrado por 12 países de la región a los solos efectos de derribar al gobierno de Maduro) realizó activa campaña en contra de los que ellos consideran es un “dictador”, ” usurpador”, “un gobierno ilegítimo”, con el objetivo de impedir un nuevo mandato de Maduro y del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela).

Esta nueva campaña vino acompañada de una importante actividad interna de la oposición al gobierno del PSUV, que incluyó la auto-proclamación del desconocido Juan Guaidó como “Presidente interino o de transición”. ¿Quién es Juan Guaidó? ¿De dónde salió? La misma pregunta se hacía la mayoría de la prensa internacional que lo apoyaba, es decir, gran parte delos grandes medios internacionales apoyan a alguien desconocido y a quien “presentan en sociedad”. Pero la agencia estadounidense de noticias AP había informado que Guaidó, viajó a mediados de diciembre “silenciosamente” a Washington, Colombia y Brasil para informar a los funcionarios sobre la estrategia de la oposición de manifestaciones masivas para que coincidiera con el esperado juramento de Maduro para un segundo mandato el 10 de enero, según el exalcalde de Caracas (fugado y exiliado) Antonio Ledezma.

Ese mismo Juan Guaidó es un diputado, perteneciente a un grupo de ultraderecha de la oposición, supuesto presidente de la Asamblea Nacional, que desde 2016 no funciona, no se reúne, debido a ciertos conflictos internos y los ocasionados entre oposición y gobierno en aquellos momentos, al asumir una mayoría opositora en dicha Asamblea o Parlamento. Un conflicto de poderes dentro del Estado, pero que ahora la derecha, articulando directivas imperiales, utiliza para intentar dar un nuevo Golpe de Estado.

Hubo dos hechos políticos de relevancia que ocurrieron en forma casi simultánea y no fue por casualidad, se correspondían con una estrategia y acuerdos previos, la auto-juramentación de Guaidó y el reconocimiento inmediato de Estados Unidos.

Lo llamativo a la luz pública en esta ocasión es que Juan Guaidó aparece convirtiéndose de la noche a la mañana en el líder de la oposición, contando con total apoyo del gobierno de Estados Unidos, para desestabilizar nuevamente la situación política y social venezolana, de modo de dar por finalizada “la Revolución Bolivariana” y reinstaurar a los partidos de derecha y extrema derecha en el gobierno. Hubo algún pequeño desacomodo en el proyecto que se venía desarrollando. Los propios operadores y cerebros políticos de la derecha venezolana criticaron a Guaidó por su “tibieza” en los primeros momentos de su aparición pública porque no se decidía a proclamarse “Presidente interino”, como sí lo hizo el 23 de enero con total apoyo de esa misma derecha y de los EEUU. Toda la derecha incita al golpe de Estado liso y llano. Golpe de Estado no tradicional y donde tratan de combinar distintos elementos para consumarlo pero al que se le agrega aquí la amenaza de intervención militar.

Esto no es nuevo

Esta nueva andanada de la derecha venezolana vino de la mano del mensaje del vicepresidente norteamericano Mike Pence, brindando apoyo a las movilizaciones contra Maduro que se iniciaron el 21 de enero y que tuvieron su cenit el 23. Éstas fueron movilizaciones inmensas, que sin duda, lograron captar y encauzar el descontento y el desgaste de la población con la “Revolución Bolivariana”. Pero esto no significa que dichas movilizaciones expresen directamente los anhelos y ambiciones de las clases dominantes venezolanas y la extrema derecha. Esta situación ideológica social es bastante más compleja.

De hecho Guaidó es el “referente”, el peón colocado en esta instancia por Estados Unidos, debido a que no hay otro. Los principales referentes de la derecha están en extremo desacreditados ya sea por su pertenencia de clase tales como María Corina Machado, líder de Vente Venezuela y de Súmate, empresaria y miembro de la “oligarquía” venezolana, a la cual el régimen chavista le ha expropiado alguna de sus importantes empresas, como industrias del aluminio; o Leopoldo López referente de extrema derecha del partido Voluntad Popular, fotografiado realizando atentados, entre otros, contra bustos del “Che” Guevara o Hernando Capriles líder de Primero Justicia, están hoy desgastados y no pueden ejercer un liderazgo eficaz. Además tienen problemas entre ellos por luchas de poder. Por eso el nombramiento de este “peón” y su lógica “incineración”, puesto para llevar adelante todo el trabajo sucio de que es capaz una política imperial y sus aliados. La finalidad es sacar a Maduro, establecer un gobierno de transición y apoyarlo internacionalmente, tanto con los gobiernos de estas latitudes como de Europa. Amenazando al mismo tiempo con medidas militares. Acompañando y participando en todo esto las empresas norteamericanas se preparan para el manoteo. En definitiva tratan de crear una situación sin salida para la continuidad del gobierno bolivariano de Maduro.

Como recordaremos, en general, esta situación no es nueva. En abril de 2002, Estados Unidos apoyó un golpe de Estado contra Chávez en aquel momento, colocando en el gobierno a Pedro Carmona, presidente de la patronal Fedecámaras. Un golpe de Estado con un claro sentido de clase si quedaban dudas. Ese golpe falló, Chávez volvió al gobierno e impulsó con nuevos bríos una serie de políticas sociales (“las Misiones”) y de cierto protagonismo del pueblo en “las comunas”, proyecto impulsado desde el Estado, pero que sin embargo desató una importante participación de la gente en un cierto período de tiempo, creando cooperativas de producción, de consumo, organizando barrios enteros en limitada forma autogestiva pero de real y activa participación en amplios planos sociales. Ello se realizó dentro de la estructura capitalista y convivió con la burocracia estatal y el papel cada vez más creciente del Ejército, en un proceso contradictorio, pero donde el pueblo comenzaba a tener un poquito de todo aquello que durante siglos le habían negado: una alimentación digna, servicios sociales, cierta dignidad y participación social y política. Con esta política social el gobierno de Chávez contó con un fuerte apoyo popular.

Estaba fresco aún “el Caracazo” de 1989, esa inmensa explosión popular contra la política neoliberal de Carlos Andrés Pérez, que generó una hiperinflación y hambre, y la feroz represión que la siguió causó 3 mil muertes. Chávez aparece públicamente en 1992, en un intento de golpe de Estado que fracasa, siendo liberado años más tarde e iniciando un movimiento político que finalmente reunió a la izquierda venezolana, incluso a varios ex miembros de la guerrilla de los años ’60. Un militar con discurso nacionalista, girando paulatinamente a la izquierda, rodeado de gente y partidos de un amplio arco de izquierda…uno de esos atípicos experimentos políticos, realizados dentro de la estructura capitalista, que nos hacían recordar a los “populismos” de los años ’40 y ’50.

Lo cierto es que esta política de reformas y cierta redistribución apuntando a lo popular concitó el rechazo de la burguesía venezolana y la derecha. Un claro instinto de clase -y de racismo- se ponía arriba de la mesa: para la burguesía ahora los negros y mulatos, los indios, los pobres, los de abajo, accedían a “algo” y ese “algo” siempre va a ser sobredimensionado por quienes tienen el poder y la riqueza. Ese “algo”, aunque no fuera mucho, sentían que les pertenecía a ellos, a los ricos, a los dueños de Venezuela, y no estaban -ni están- dispuestos a perderlo.
Por ello vino el golpe de Carmona de 2002, el golpe de Fedecámaras, la Central de Trabajadores de Venezuela (central amarilla financiada por EEUU) y por los partidos políticos tradicionales Copei y Acción Democrática.

Fracasado dicho golpe de Estado, EEUU – todo el espectro de penetración imperial, con la Central de Inteligencia, la CIA a la cabeza, se pusieron a la obra con ingentes recursos (cientos de millones de dólares) para financiar nuevas organizaciones sociales opositoras con máscara inofensiva y a partidos políticos de oposición (Voluntad Popular, integrado por Guaidó, Primero Justicia y otros). Sin descuidar el intentar fortalecer los tradicionales partidos de derecha. Al mismo tiempo, a través de sus mecanismos tramposos y cínicos financiando a diversas ONG’s y organizaciones promotoras de “educación ciudadana” y “derechos humanos”. La finalidad de este espectro imperial con el Comando Sur y la CIA al frente fue y es debilitar al régimen chavista para colocar en el gobierno a la derecha. Los medios no importan. Si es por vía electoral o vía la desestabilización y golpe de Estado no es relevante ni para EEUU ni para la oposición venezolana. Lo que sufra el pueblo los tiene sin cuidado, han hecho correr ríos de sangre y sembrado hambre toda su vida y no se les mueve un pelo. Sus discursos humanitarios son para hacer eficaz su miserable y asesina política que siempre recae sobre los de abajo.

La muerte de Chávez fue un duro golpe para el régimen, para la gubernamentalidad bolivariana. Chávez había nombrado a Maduro como su “delfín”, veía que la presente forma de gobierno iba haciendo agua. Percibía que dentro del PSUV recrudecerían las luchas intestinas por cuotas de poder y que la corrupción, burocratización y venalidad iban a incrementarse, como de hecho lo hicieron. No se había tocado las raíces del sistema y la lógica que circula por el conjunto de las relaciones del poder dominante estaban cruelmente operando. La población no acompañó con el mismo entusiasmo a Maduro, no era poseedor de la agudeza política y carisma de un Chávez. Pues era un proceso que tenía una alta cuota de “liderazgo personal”, de cierto “populismo de siglo XXI”, se encontraba allí uno de sus puntos débiles. Aún para seguir una política de moderadas reformas, en contextos menos favorables, a favor del movimiento popular.

Ante los flancos que se iban presentando, grado de descontento popular, la derecha y EEUU recrudecieron sus ataques. Se multiplicaron las diversas movilizaciones en el mismo año de 2013, luego de la muerte de Chávez. Utilizaron como punta de lanza al movimiento estudiantil, del cual un sector tenía fuerte infiltración de la derecha. Pronto los partidos opositores pasaron por encima de los estudiantes universitarios y encabezaron las protestas. Se hicieron famosos los fascistas de Leopoldo López y Hernando Capriles con ropajes “democráticos”. Las cámaras de la prensa internacional, jugaban fuerte su papel, estaban para mostrar cómo eran detenidos estos reaccionarios y golpistas y algunos de ellos muerto, no lo que ellos hacían, por ejemplo prender fuego bestialmente a un “chavista”. Además, fueron asediados o violentados treinta y cinco centros de salud públicos (Misión Barrio Adentro), dos hospitales, treinta y nueve instalaciones de la red pública de distribución de alimentos, dieciocho medios alternativos y comunitarios.

Tampoco mostraba la resistencia popular en la calle, como tampoco la mostró en 2002. Se demostró que las “guarimbas” de la oposición estaban organizadas y armadas con mucho dinero fluyendo desde los diversos tentáculos de la CIA como NED e IRI (de esos planes de financiamiento que poseen diversos organismos de derecha), posando muchos de ellos de defensores de la libertad, educación, derechos y humanidad. Han internalizado un cinismo cruel que merece el primer puesto por lejos.

Desde allí durante mucho tiempo, la derecha alternó movilizaciones callejeras (no siempre masivas) y por lo general en los barrios de los “escuálidos”, en las zonas ricas de Caracas y otras ciudades, con la participación electoral. Pero las elecciones, ese manido artilugio liberal burgués, es útil si da el resultado que la burguesía quiere. Como el chavismo se ha especializado en ganar elecciones liberales burguesas, la burguesía venezolana y norteamericana, y la mayoría de las burguesías del mundo declaran que no son elecciones válidas, que en “Venezuela hay una dictadura” y que “Maduro es un usurpador”. Nada les importa, y lo ocultan, que el propio diputado Guaidó, ahora “Presidente Encargado”, fue electo en comicios organizados por el mismo Poder Electoral que organizó las presidenciales del 20 de mayo pasado, en las que resultó reelecto Maduro. Nunca más que ahora se ha demostrado más cierto que las elecciones son válidas si ganan los que los poderosos quieren.

Esta es una nueva oleada de ataques, pero han sido varias, y en todas hasta el momento ha salido derrotada la derecha y EEUU. Sin embargo, el régimen de Maduro se va erosionando, aparecen divisiones en su seno, diversos grupos, personas y sectores populares manifiestan su descontento sin volcarse, en su mayoría, a la derecha; todo ello en un marco donde se ha agravado el cerco económico y de distribución de alimentos y medicinas en estos últimos años. No se han atacado los monopolios como el del gigante empresarial Polar en tan relevantes rubros.A esto hay que sumarle la inoperancia, la corrupción, la burocracia del propio gobierno y “el mercado negro” que crece en estas situaciones de desesperación. Apareciendo “Bolirricos” de última hora en alarmante cantidad.

Geopolítica y petróleo

Lo participación directa, con algo de nueva modalidad, de EE.UU. en la actual coyuntura de Venezuela es parte de su estrategia geopolítica donde, por supuesto, no está ausente la depredación y robo de riquezas a manos de las trasnacionales que componen el entramado de poder imperial.

El sabido, los hechos están a la vista, la política belicosa de EE.UU. su geopolítica de las últimas décadas tendente a mantener su poderío mundial, que en determinados aspectos ve amenazado, se ha reflejado en muchos acontecimientos de sangre y fuego. Estos traen de la mano peligros que pueden ser de magnitud a nivel general. Un ejemplo de ello es su política armamentista, lo referente a aumentar y tecnificar más su potencial nuclear, la colocación de armas nucleares en lugares que significan rupturas de acuerdos anteriores al tiempo que obligan a potencias como Rusia a respuestas de alto peligro.

El imperio norteamericano, en oportunidades teniendo como aliado a algún otro país, o fuerzas internas adictas, ha hecho todo un collar de intervenciones sangrientas, participando directamente en varios casos y en otros combinando esa intervención con otras técnicas como, por ejemplo, el armar grupos con la intervención de otros países para que hicieran parte de su trabajo. Esto sin olvidar los miles de mercenarios, agrupados en empresas poderosas, que en estos eventos brutales aparecen, por momentos, con peso importante.

Para decirlo rápidamente fue primero Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia y después fueron por Siria. Había aquí intereses diversos mezclados, económicos, políticos, de poder, de control de áreas que el imperio consideraba estratégicamente importante de acuerdo a las apetencias de su estructura de poder y de las competencias con otros países como China.

Pero toda esta macabra acción imperial no resultó de fácil ejecución ni le trajo los beneficios esperados. Por el contrario le significó un desgaste importante y reveses que para nada estimaba. Incluso dificultades en su propia situación interna a nivel de parte de su población.

Estados Unidos no logró determinados e importantes objetivos planeados y tuvo que entrar nuevamente en Iraq y Afganistán. Y en otra vuelta de tuerca ahora se plantea abandonar nuevamente Afganistán, su guerra más cara de la historia. Es de mencionar su activa participación en el destrozo de Libia, además de haber iniciado nuevas guerras en Siria y Ucrania. Fue quedando claro que la incidencia de la facción llamada militarista sigue siendo, en los últimos tiempos, un factor de primer orden en el diseño de su estrategia imperialista mundial. En el interior del bloque imperialista con EE.UU. a la cabeza aparecen tensiones, intereses, que hacen que determinados poderes pujen por políticas algo diferentes o que contemplen más sus parciales exigencias. Tal es el caso de muchas multinacionales y sus expresiones ideológicas y políticas.

Se señala el 11 de septiembre como el momento a partir del cual la facción militarista trata de subordinar los intereses de muchas multinacionales a su estrategia de guerra a nivel de los enemigos en el mundo.
En esta política del imperio aparece una forma de intervención del Estado que guarda relación con la nueva constitución sistémica en esta “etapa” crudamente neoliberal llamada de control social.

Lo que nos interesa recalcar aunque sea brevemente es algo que más de un analista ha afirmado. Que las prioridades, el desgaste imperial en sus aventuras mezquinas y macabras de poder, la concentración que le exigió esa estrategia, inicialmente en Medio Oriente y África, implicó en los hechos, por cierto tiempo, una cierta desatención de su “patio trasero”. No un abandono de su política imperial sobre el área, pero sí el estar menos encima de acontecimientos. También se consideró con firmes fundamentos que en la nueva etapa que llegaba la situación comenzaría a variar para mal del medio latinoamericano. Vale decir que la atención imperial sobre el área aumentaría en grado importante. Más teniendo presente que durante ese tiempo ese espacio fue bien aprovechado por su enemigo principal: China. Al día de hoy ya tenemos varias muestras de la fuerte dedicación imperial a nuestra área.

Tenemos entonces, que dentro de esa estrategia general que tiene como enemigo principal a China y después Rusia, es objetivo primordial de EEUU hoy retomar el control total de lo que considera su “patio trasero”. Esa es para ellos una tarea fundamental y junto a ello va de la mano la toma de riquezas de nuestros países latinoamericanos, el petróleo y minerales venezolanos, por ejemplo.

Venezuela es un lago de petróleo, literalmente. Allí están las mayores reservas petrolíferas del planeta con más de 300 mil millones de barriles. Es la primera reserva petrolífera del mundo. La segunda es Arabia Saudita, pero como es una aliado “carnal” de EEUU, éste no osa invadirla ni agredirla de ninguna manera, aunque allí gobierne una Monarquía Teocrática que financia el llamado terrorismo salafista (como Estado Islámico) o sea el país de Oriente Medio con mayor nivel de represión a las mujeres, la prensa, etc. Allí EEUU no reclama “democracia, y condiciones humanitarias”. La casa de Saud -ahora con Bin Salmán- son fieles aliados de la potencia “democrática” del planeta, muy útiles a su estrategia general mundial.

Por razones de esa estrategia mundial de poder, que abarca distintos contextos, Venezuela e Irán, entre otros países, están en la lista de “enemigos” de Estados Unidos. Este pretende tomar el control de estas diferentes áreas del mundo por cualquier medio. Ya lo hizo en Libia, de la mano de la “demócrata” Hillary Clinton y lo intentó hacer en Siria. Estados Unidos no escatima en diezmar poblaciones, convertir a ciertos países en la miseria más absoluta, volverlos “Estados fallidos”, tal como lo hizo en Libia o en Irak.

Países que estime que perjudican su estrategia, que se alían con enemigos, chinos y rusos, que pregonan ideas y constitución de organismos que se dan de bruces con su proyecto hay que destruirlos. El Brasil en el BRIC (que lo integran China y Rusia) no era de su agrado. Ese gobierno de tantas buenas relaciones con los de arriba igualmente no le servía. También veía como un peligro un gobierno como el venezolano que hablaba de socialismo, antimperialismo que promovía nuevas instituciones: ALBA, CELAC, UNASUR, Petrocaribe y que promovía resistencia a firmar los TLC. Simplemente por lo que representa ese grado de autonomía tenía, en función de sus intereses políticos, económicos y sociales, que destruirlo de cualquier manera.

Por más que no se tocara el núcleo duro del sistema, de que no se instrumentara nada que se pareciera a socialismo aunque se mencionara constantemente no importaba, alcanzaba con el efecto que sus prédicas pudieran ocasionar.

En su lógica era un enemigo que había que destruir y basta.

En ese accionar está EE.UU. hoy con más ahínco. El hecho, el recrudecimiento de las sanciones económicas contra Venezuela en días pasados, han tenido como eje las acciones de Citgo, la empresa petrolera venezolana en EEUU, filial de PDVSA. Por esas sanciones, EEUU bloquea 7000 millones de dólares y 11 mil millones de dólares en exportaciones petroleras para este 2019. Ello totaliza una tercera parte del PBI de Uruguay, aproximadamente. Citgo además posee tres refinerías, 48 terminales de almacenamiento y 6 mil estaciones de servicio en EEUU, un nada desdeñable capital, pero donde se vende y distribuye combustible a un costo menor que las petroleras norteamericanas comandadas por los Rockefeller, Bush, etc. También se ahoga a Citgo en materia crediticia a nivel internacional. Vincula y cubre este robo descarado con la política actual interna de Venezuela. Dice que ese dinero se canalizaría hacia el autoproclamado presidente Guaidó. Todo en defensa de la “crisis humanitaria” y ausencia de derechos legítimos, que padece el pueblo. Este cinismo es ya hasta ridículo. Que este tremendo asesino de pueblos, productor de miseria y emigración de grandes y desesperadas poblaciones nos salga con eso ¡es demasiado!

Fue justamente a través del petróleo, en alza en ese momento, que el régimen chavista pudo financiar las políticas sociales (“las Misiones”) y una cierta redistribución en los años de Chávez; como contrapartida de ese petróleo a altos valores en el mercado mundial, Venezuela profundizó su dependencia económica y no se industrializó. Pero ello le permitió una política internacional de apoyo a países latinoamericanos, creando Petrocaribe. Cuba y varias pequeñas Antillas se han beneficiado de esta política de petróleo barato y de estrechar lazos diplomáticos. Fue esta misma política y alianza la que posibilitó la derrota de EEUU y el Grupo de Lima en la OEA en días pasados. Pero fue esa política la que también motivó a Estados Unidos a apoyar y dar un golpe de estado en Honduras contra el gobierno de Zelaya, porque éste tibiamente se estaba acercando a la política exterior venezolana. EEUU no podía permitirse que uno de sus “peones” se les fuera del tablero. Honduras fue base militar de la “contra” nicaragüense en los ’80 y de todas las contrainsurgencias de esos años. También de allí partió el golpe contra la ” Revolución Guatemalteca” de Arbenz en 1954.

Agreguemos de paso que EE.UU. también motivó la política junto con Arabia Saudita de bajar los precios internacionales del petróleo para mellar las posibilidades de Venezuela e Irán y sus respectivas políticas exteriores.

Un largo historial de agresiones

Con los medios de comunicación a todo lo que da para formar opinión y crear subjetividad en contra de Venezuela EE.UU. se presenta como defensor de determinados valores que siempre atropelló, incluso de los de su propia democracia burguesa que desplazó cuando no le venía bien y que hoy ya poco la tiene en cuenta. Ante esta andanada que promueve la desmemoria es conveniente recordar algunas cosas que transcurrieron en diferentes momentos y que son representativas acerca de cuál es el verdadero rostro del imperio.

Es nuestra América Latina un territorio que ha soportado las más cruentas agresiones del imperialismo norteamericano. Y nuestros pueblos han sufrido y soportado las consecuencias de dichas agresiones. Es largo ese criminal historial, pero mencionemos algunas de las más notorias. Invasión a México en 1845 y declaración de guerra. Resultado: México pierde la mitad de su territorio, la cual es actualmente la zona petrolera de Estados Unidos.

Cuba y Puerto Rico en 1898. A través de la “Enmienda Platt” (enmienda agregada por EEUU en la Constitución cubana), la isla se convertía en una colonia norteamericana. Allí primaron los intereses de las empresas azucareras, la banca y el juego yanqui, como también la prostitución. En su momento, la Revolución Cubana cortó estos negociados y dicha relación colonial. Sin embargo, Puerto Rico se mantiene bajo dominio pleno del águila norteamericana.

Pero en ambos casos, como en Nicaragua (invadida ya en 1855), Estados Unidos aplica el mismo esquema: apoyo a gobiernos “títeres”, fraude electoral constante y golpes de Estado. Si es necesario, en última instancia, desembarco de los marines. Invasión. Contra ello luchó dignamente Augusto César Sandino en Nicaragua junto a su guerrilla popular.

En 1914 invasión a Haití, saqueo del país. Anteriormente, en 1903, EEUU se arroga el derecho de inventar un país: Panamá. Financió y apoyó un “movimiento independentista” en esa zona de lo que era Colombia. Es decir, quitó una parte de Colombia para construir allí el famoso Canal Interoceánico, el cual fue territorio de los Estados Unidos, custodiado por sus marines. Por ello Omar Torrijos, quien negociara con EEUU la devolución del Canal a manos panameñas, fue asesinado en un atentado en 1981.

Más cerca geográficamente, el apoyo directo de la CIA y la Embajada de EEUU al golpe de Estado de Pinochet en Chile en 1973, muy bien documentado. Del mismo modo, su participación activa en el Plan Cóndor que asesinó y desapareció a decenas de miles de compañeros en el Cono Sur. El apoyo de EEUU a los innumerables golpes de Estado en Argentina, Brasil, Bolivia y al Paraguay de Stroessner, su apoyo al golpe de 1973 en Uruguay. La invasión a Granada en 1983.

La invasión de los marines a Panamá nuevamente en 1989, para “liberar” a ese país de Noriega, un cruel dictador. Claro, lo que los norteamericanos no estaban dispuestos a admitir era que Noriega era “Su Hombre” en Panamá. Trabajaba para la CIA y para la DEA, pero se le ocurrió “saltarse” a los yanquis en el tráfico de cocaína desde Colombia vía Panamá hacia EEUU. No le iban a perdonar ese “pecado” y de pasó el gobierno norteamericano disciplinaba al pueblo panameño. Arrasaron el país y dejaron 3 mil asesinados.

Ejemplos sobran. Miles de crímenes. Los listones rojos de su bandera son de sangre, de pueblos asesinados por sus mezquinos intereses. Por los intereses de una burguesía que se cree dueña del mundo.

Es más, el plan de agresión contra Venezuela en sus inicios, tenía algunos elementos de lo utilizado en Chile en 1973. En esta última etapa le han ajustado “detalles” de relevancia, siguen utilizando formas diversas de presión, algunas grotescas aún para valores burgueses pero además ahora amenazan descaradamente con invadir el país sin mayores tapujos.

El escenario internacional

El escenario internacional juega mucho en la crisis venezolana. Maduro antes de asumir su nuevo mandato fue a Rusia a reunirse con Putin para garantizar su apoyo en todos los terrenos. El papel de China también es importante. Tanto Rusia como China tienen importantes inversiones en Venezuela y en América Latina en general. Eso hace, como ya mencionamos antes, que esta región entre en el tablero de las disputas inter-imperialistas mundiales.
Pero algo de cierto hay en eso de que se terminó la “unipolaridad” post Guerra Fría. Ya EEUU no puede imponer su plena voluntad en el mundo sin más, aunque mantenga un poderío militar arrollador. En este periodo lo último fue Libia. En Siria ya sintieron el freno de Rusia en el terreno diplomático pero también en el terreno militar y en las alianzas muy hábiles que el gobierno ruso desplegó, y de China en el campo diplomático. En Venezuela ocurre otro tanto, sólo que es en la “zona de influencia” directa de EEUU., además con esa enorme cantidad de petróleo cercano. Por ello expresa de manera clara que no está dispuesto a tolerarlo.

Decíamos que EEUU perdió la votación en la OEA gracias a una política venezolana de largo aliento. ¿Cuánto durará ese apoyo de las pequeñas Antillas? ¿EEUU fabricará algún tipo de golpe en alguno de esos pequeños países?
Hay algo que aparece destacado y queremos mencionar: que ha sido asqueroso el papel del uruguayo Almagro. Un engendro del progresismo, del riñón de Mújica, “palanqueado” por éste en el terreno internacional y colocado en la Secretaría General de la OEA. O Almagro tiene dos caras, o sirve a quien le da “trabajo” o estamos frente a una infiltración del más alto nivel, digno de las mejores novelas de espionaje. Los servicios secretos venezolanos y cubanos señalaron que ya sospechaban desde la época del gobierno de Mújica que Almagro trabajaba para la CIA. No sabemos si esto fue así. Lo cierto que ahora sí lo hace y lo hace directamente para Trump. Por lo visto, si no lo hizo antes fue porque no le dieron oportunidad, es figura deleznable, asquerosa y rastrera.

Y es en el escenario internacional donde se juega buena parte del conflicto, porque EEUU no puede permitir que un país de su “zona de influencia” propicie una política exterior independiente y encima, le intenté ordenar de otra forma su “patio trasero”.

Tiempos muy complejos vendrán

Mientras EEUU y Almagro al frente de la OEA y el Grupo de Lima hablan de una invasión a Venezuela, nada dicen en contra de otros regímenes que sin duda nada tienen de democráticos y esto no es casualidad. Nada dicen del gobierno hondureño, elegido por fraude electoral comprobado, luego de que un golpe de Estado depusiera a Zelaya en 2009 y reordenara la situación interna, con una feroz represión al pueblo con muertos y desaparecidos. Ese pueblo que hoy emigra desesperado.

Nada dicen del “golpe blando” de Temer y el ascenso proto- fascista de Bolsonaro, ya que claro, eso es de su propia factura. Una creación norteamericana oportuna para estos tiempos. Uno de los elementos necesarios para desatar esta nueva oleada golpista e injerencista en Venezuela era el necesario apoyo del gobierno brasileño, y de un gobierno “fuerte” claro está. El secretario de defensa de los Estados Unidos, Jim Mattis estuvo a fines de 2018 en Brasil con el propósito de contener la influencia china en Brasil. Lo mismo se puede decir de Colombia. Con las FARC ya entregadas al juego electoral burgués, EEUU puede utilizar a piacere al ejército colombiano y a los paramilitares. En este tiempo de “paz” han asesinado a centenares de militantes sociales y algunos ex-guerrilleros. Se vuelve aquí relevante en este caso el papel del ELN (Ejército de Liberación Nacional) de cuño camilista -guevarista, que viendo como venía realmente este proceso, si bien intervino en las conversaciones, no aceptó al final ese programa de “paz”. Finalmente no abandona las armas, retoma operativos militares, no se rinde y está tratando de resistir en el marco de su específica concepción y ha aumentado su presencia en la frontera colombiano -venezolana. Eventualmente puede estarse gestando un conflicto regional si Brasil y Colombia intervienen, quedando atrapado en el mismo el ELN.

Por lo pronto, EEUU no escatima con sumir a Venezuela en el caos, con tal de retomar el control de ese gobierno y su petróleo. Le importa destruir ese pequeño polo que aún dentro del capitalismo se presenta como antagónico, quitando del medio los apoyos de Rusia, China e Irán. Para nada le interesan las consecuencias que puede padecer el pueblo venezolano. Sólo le importa mencionarlo para usarlo en sus macabros planes.

Pero toda esta intervención imperial abierta nos coloca a los pueblos latinoamericanos frente a un escenario de más y decidida lucha. Una intervención como la que se viene dando, agresiva y descarada de EE.UU. en el continente debe aumentar la respuesta popular: movilizaciones callejeras masivas, amplio rechazo popular. Coordinación de acciones de los verdaderos e independientes movimientos sociales antimperialistas. Responder al atropello brutal y abierto del imperialismo y sus aliados, al capitalismo neoliberal, con el avance popular, de los de abajo, en un proceso de pueblo fuerte.

Ni que hablar de que si se diera una intervención directa militar lo fundamental es pueblo combativo en la calle repudiando con fuerza el hecho asesino. Si se diera esa intervención directa que tanto la desea EE.UU. y Trump y que no han concretado y siguen explorado otras vías que conduzcan a lo mismo, en virtud de cálculos acerca de los efectos políticos y sociales que ello puede provocar en perspectiva de mediano plazo. Están jugando al máximo hoy el sacar la gente que puedan a la calle para desestabilizar y tratar de captar una parte de las FF.AA. para no dejar salida y poner sus candidatos serviles en el gobierno.

Sí, este es el nuevo capitalismo de que nos hablan. Los estudiosos nos avisan que estamos en una etapa del capitalismo cuya composición ha sufrido modificaciones en relación con el periódico histórico pasado. Pero los nuevos elementos que componen su estructura actual mantienen fidelidad con el núcleo duro del sistema. La etapa llamada muy generosamente del “estado de bienestar” ha quedado atrás y ciertas funciones de contención que realizaba ese Estado también. Igualmente ya casi sin peso la propia fantasía de democracia inventada por la burguesía para afirmar su poder. Lo llegado como nuevo es un capitalismo neoliberal crudo y duro.

Pero lo que no ofrece dudas es que la trama más pulida, los dispositivos más efectivos que el sistema capitalista fue tejiendo en este último siglo no contradice premisas fundamentales de lo que históricamente se conoce del sistema. Los mecanismos, dispositivos y las instituciones que fue puliendo o produciendo el capitalismo para su mantenimiento y reproducción cumplen las funciones que se ha señalado para otros momentos históricos. Lo nuevo del capitalismo, es su ADN reformulado, más ajustado y teniendo presente experiencias vividas y desarrollos tecnológicos. Pero la cruda explotación y opresión están ahí y más fuertes que nunca.

Su rostro de hoy resulta más crudo, brutal y con medios tecnológicos más efectivos para tratar de insertar poblaciones, para hacer sentir como necesarios superfluos consumos variados, para destruir más alevosamente la naturaleza y producir grandes poblaciones “sobrantes”. Queda más claro que nunca, no existe posibilidad de un proceso de ruptura, ni siquiera de reformas fuertes, usando los medios que el sistema ofrece: su lógica, su “sentido común” sus dispositivos, sus mecanismos electorales e instituciones que le son propias

Obviamente entonces esta “etapa” del capitalismo no es idéntica a la anterior. Tiene sus problemas específicos que constituyen todo un desafío a una propuesta que intente procesar un cambio profundo. Aceptar ese desafío e ir formulando respuestas sociales es nuestra razón de ser. Produciendo, y con disposición a corregir, líneas de trabajo teórico-político debemos estar en la acción social permanente. Nunca es cosa de sentarse a esperar momentos más “favorables”, en toda circunstancia debe haber una coherente estrategia y táctica funcionando. En algunos momentos que son de menos intensidad organizándose para eventos próximos previsibles, ajustando la organización interna en sus diferentes planos, en otros momentos de más intensidad ejecutando acciones, aplicando previsiones y leyendo el acontecer para que las repuestas sean más fecundas.

La dinámica señalada lo dice a gritos, en este mundo capitalista, el poder que viene de arriba no es popular. Si el pueblo no ejerce el poder, sino desarrolla participación activa en un proceso orientado hacia eso, con las prácticas que pueden posibilitarlo, propias, creadoras de nueva subjetividad, independientes de la lógica y dinámica del sistema no hay avance posible hacia nuevas relaciones sociales. El Poder Popular se crea todos los días ejerciéndose en las diferentes luchas sociales y populares que se presentan.

América Latina está en un momento en que avanza la derecha ligada al imperialismo yanqui y sus multinacionales. Es tarea de los pueblos Resistir, fortalecer los organismos populares que permitan hacer frente a cualquier agresión, intento de desestabilización de la derecha y aumento de la miseria de los de abajo. En esa tarea de combate ir creando al mismo tiempo un pueblo fuerte e independiente que contenga los gérmenes de un auténtico Poder Popular.

Los pueblos encontrarán su propio camino y el pueblo venezolano asediado hoy, y todos los de abajo, han dado distintas muestras de combatividad ejemplares, de aprendizaje social a través de su sacrificio y lucha y de poseer anhelos que no han muerto.

Está claro, lo único que cabe a todos los hijos de esta tierra, es la condena unánime y absoluta de cualquier tipo de injerencia, de cualquier intervención económica, diplomática o militar en nuestro continente. Por su historia y lo que representan los EEUU nunca pueden ser bienvenidos, si vienen es para hambrear o masacrar al pueblo venezolano. Para aumentar la opresión y miseria de nuestra gente, los de abajo, en Latinoamérica. Y como siempre mañana será con otro de nuestros pueblos si estima afectado al mínimo sus intereses. Contra esto es primordial que la resistencia esté presente en todos los terrenos, fortaleciendo la lucha y los organismos populares.

En América Latina ni yanquis ni gusanos
Poder Popular desde Abajo

¡POR LA LIBRE AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS!
¡FUERA YANQUIS ASESINOS DE AMÉRICA LATINA!
¡POR EL SOCIALISMO Y LA LIBERTAD!
¡ARRIBA LOS QUE LUCHAN!

FEDERACIÓN ANARQUISTA URUGUAYA (FAU)
COORDINACIÓN ANARQUISTA BRASILERA (CAB)